domingo, 26 de mayo de 2013

EL DESTINO...TE ABRE SUS RUTAS



LOS  TRES  CABALLOS


Hace muchos años vivió un hombre que tenía tres hijos: uno era herrero, otro carpintero, y el más pequeño, barbero. Este se llamaba Joaquín, y como no estaba contento con su oficio, decidió ir a buscar fortuna por el mundo.
Después de vagar por varios países, llegó a una ciudad donde vivía un rey que tenía unos jardines magníficos. Muchos jardineros trabajaban en ellos; pero inútilmente. Cada noche tres caballos salvajes penetraban en el jardín y destrozaban todo lo que durante el día había sido plantado. Poco duraban los jardineros en su oficio, pues al ver que su trabajo era inútil, se cansaban de trabajar y abandonaban su empleo.
Cuando Joaquín llegó, había muchos puestos vacantes y decidió colocarse allí. Habló al jefe de los jardineros, y se quedó a trabajar en el jardín. Todo el día trabajó sin descanso y sus compañeros le contaron la historia de los caballos. Éste, intrigado por aquel misterio, decidió quedarse a pasar la noche en el jardín. Era valiente y no temía nada; sabía perfectamente que los caballos no hacen daño a un hombre que no les teme.
El jefe de los jardineros se alegró mucho de que Joaquín se quedara a vigilar el jardín aquella noche. Éste cogió su guitarra y comenzó a tocarla, en espera de los caballos. Al poco tiempo oyó un fuerte galopar y pronto distinguió los golpes de las patas de los caballos sobre la puerta; pero siguió tocando sin dar muestras de miedo. Al poco rato no se oía más que la música de su guitarra. Los caballos se habían quedado en la puerta, escuchando aquella música extraña, sin atreverse a entrar en el jardín.
Al día siguiente, el jefe de los jardineros estaba encantado de ver intacto el jardín. Los reyes y su hija, la princesa, pudieron deleitarse paseando por los jardines, que no se hallaban, como de costumbre, devastados.
Durante la noche siguiente, los tres caballos salvajes volvieron a la puerta del jardín y desde allí escucharon de nuevo la música del joven.
La tercera noche también acudieron los caballos y le pidieron a través de la verja unas hojas de col. Joaquín les dio a cada uno unas hojas.
Entonces el caballo blanco le dijo:
- Si alguna vez me necesitas, bastará que digas: «Caballo blanco, ayúdame», y acudiré inmediatamente.
Luego el caballo gris le dio las gracias por las hojas de col y le hizo un ofrecimiento análogo. Igual hizo el caballo negro.
Desde entonces podía llamar a cualquiera de ellos, seguro de que habría de encontrarlo al momento.
A partir de aquella noche, los caballos no aparecieron más y el jardín real volvió a recuperar la belleza que desde hacía muchos años había perdido. La princesa, que era muy aficionada a las flores, se pasaba el día en él. Era muy bella Y parecía una flor más.
Pasó el tiempo, y sus padres decidieron casarla. Pero como eran tantos y tan apuestos todos los pretendientes, no sabía por cuál decidirse. Entonces se les ocurrió una idea: el jinete que antes subiera la escalinata de palacio y cogiera el clavel de su pelo, ése sería su prometido.
Todos los príncipes y caballeros tomaron parte en la competición, pero ninguno de ellos logró llegar rápidamente hasta la princesa; los tramos de la escalinata eran tan anchos que no podían ser salvados de un salto y la mayoría caían por el suelo o subían lentamente, lo cual no tenía ningún mérito.
Joaquín, que presenciaba las pruebas, se acordó de la promesa de los caballos y grito:
- ¡Caballo blanco, ayúdame!
Enseguida se presentó ante él, magníficamente enjaezado. De un salto, lo montó y se lanzó a galope tendido hacia donde estaba la princesa, en lo alto de la escalinata.
Subió todos los escalones con una agilidad y una rapidez sorprendente. La princesa le vio venir y reconoció a Joaquín, el joven jardinero, del que hacía tiempo estaba enamorada. Quitándose el clavel del pelo, se lo entregó y le proclamó vencedor.
Todo el mundo le vitoreó; pero nadie le conocía. Alguien aseguró que era un barbero que había abandonado su país en busca de fortuna.
Las bodas fueron magníficas. Al salir de la iglesia, Joaquín oyó los relinchos de los caballos detrás de la puerta del jardín, y cuando quiso verlos, habían desaparecido.




EL ALMA NO PUEDE TENER SECRETOS SIN QUE LA CONDUCTA LOS REVELE







lunes, 13 de mayo de 2013

FE...ES LA VIRTUD QUE NOS HACE SENTIR EL CALOR DEL HOGAR MIENTRAS CORTAMOS LA LEÑA (Miguel de Cervantes)










ACTÚA COMO SI TUVIERAS FE...Y LA FÉ NACERÁ EN TI



Romería de  El Rocío




La Romería del Rocío es una manifestación de religiosidad popular católica andaluza en honor de la Virgen del Rocío. La romería se celebra el fin de semana delDomingo de Pentecostés. La Virgen se encuentra en la ermita de El Rocío, que se halla en la aldea almonteña del mismo nombre, en la provincia de Huelva. La hermandad de Almonte es la encargada de organizar los cultos y romería de la Virgen.
Tras recorrer en romería, a pie, a caballo, en carretas, carros engalanados en coches de caballos o en «charrets», el camino, el cual pasa en parte por el parque deDoñana, una inmensa multitud de devotos llegan a las puertas de la ermita, donde los almonteños la noche del domingo al lunes de Pentecostes, realizan lo que popularmente llaman «el salto de la reja». A continuación, los almonteños sacan a la Virgen que llaman «Blanca Paloma» en procesión y la llevan en hombros por la aldea. El trayecto recorre las distintas hermandades desde donde los sacerdotes le rezan la Salve, acompañados por el pueblo rociero.

La romería del Rocío es una de las romerías más famosas y multitudinarias que existen. Cuenta con más de 100 hermandades (107 en 2008 y 110 en 2012), y entre las personas ilustres que han visitado la aldea del Rocío se encuentra el difunto Papa Juan Pablo II el 14 de junio de 1993.
La salida de la Virgen del Rocío en la madrugada del lunes de Pentecostés se realiza tras acabar el rezo del Santo Rosario que comienza a medianoche, pasando todos los simpecados por delante de la ermita hasta que llega el de la hermandad matriz de Almonte, que entra en la ermita y debe llegar al presbiterio, siendo en ese instante cuando se produce el salto de la reja. La Virgen se encuentra en unas parihuelas en el presbiterio. Por todo esto, nunca puede predecirse con exactitud la hora de salida de la Virgen. 


La hermandad matriz de Almonte se fundó el año 1648. En 1653 se proclama a la Virgen patrona de la villa de Almonte y a partir de estos años comienza a difundirse el nombre de Virgen del Rocío en detrimento del anterior de Santa María de las Rocinas. Es en esta época en la que se fundan las primeras hermandades filiales entre las que se cuenta la deVillamanrique de la Condesa.
Entre la segunda mitad del siglo XVII y principios del XVIII, surgieron una serie de hermandades en poblaciones cercanas a la aldea, como las de PilasLa Palma del CondadoMoguer o Sanlúcar de Barrameda.Posteriormente fueron surgiendo las de Rota y El Puerto de Santa María, desapareciendo poco después estas dos últimas durante las guerras napoleónicas, para ser refundadas posteriormente. A lo largo del siglo XIX, surgen otras cuatro hermandades, Triana,UmbreteCoria del Río y Huelva.

De las 107 hermandades existentes en 2008 (incluida la matriz de Almonte), 96 son andaluzas y 11 de fuera de Andalucía. Entre las hermandades filiales de fuera de Andalucía habría que distinguir entre aquellas fundadas en tierras cercanas a Andalucía, como Castilla-La ManchaExtremaduraCeuta o Murcia y aquellas situadas en las tierras tradicionales de emigración andaluza, como CataluñaValencia,Baleares o Madrid. En éstas últimas o bien la fundación corrió a cargo de andaluces o bien el grueso de los hermanos está constituido por andaluces o descendientes de éstos. Además habría que resaltar la existencia de la hermandad filial de Bruselas, fruto de la devoción rociera de un grupo de andaluces de la abundante colectividad de este origen en Bélgica.




domingo, 12 de mayo de 2013

EL HOMBRE VALEROSO DEBE SER SIEMPRE CORTÉS ...Y DEBE HACERSE RESPETAR ANTES QUE TEMER



Jorge el valeroso




En una pequeña ciudad no muy lejana, vivía un hombre junto a su hijo, al que todos llamaban Jorge el tonto, porque no sabía lo que era el miedo. Tenía muchas ganas de saberlo, pero nadie había conseguido nunca que el chico se asustara por nada. Una mañana, mientras desayunaban, su padre, cansado de esta historia le dijo:-Si sigues en casa nunca comprenderás nada. Debes marcharte a conocer el mundo. Tal vez así llegues a entender algún día qué significa exactamente la palabra miedo.Jorge estaba de acuerdo con las palabras de su padre, de modo que al atardecer se despidió, y comenzó a caminar para ver si en algún lugar alguien podía ayudarle a solucionar su problema.Cansado de buscar sin encontrar, una noche oscura llegó a una posada de la que salían unos gritos muy fuertes. Decidido, abrió la puerta y entró. Allí vio a decenas de hombres que bebían, discutían y se pegaban. Uno de ellos se giró hacia la puerta y al ver al joven le dijo con voz amenazante:-Y tú qué quieres.-Verá – respondió Jorge -, me gustaría que alguno de ustedes me ayudase a conocer lo que es el miedo.-Si no te han dado miedo todos estos hombres – respondió el mesonero con ironía – lo único que te puede asustar por aquí es la torre del castillo. El rey ha prometido casar a su hija con el valiente que pueda dormir en ella tres noches seguidas… y hasta ahora nadie lo ha conseguido.Los hombres que llenaban la posada guardaron silencio. Miraban asombrados al mesonero. ¿Cómo podía enviar al chico a un lugar tan horrible?Cuando volvieron la cara para advertirle de los peligros, Jorge ya había salido corriendo en busca de la famosa torre que tanto temor producía a todo el mundo.Mientras llegaba al castillo, por el horizonte podían verse ya los primeros rayos del sol. Esa misma mañana el muchacho fue a ver al rey. Cuando lo tuvo enfrente, Jorge le explicó:-Majestad, yo no sé lo que es el miedo pero quiero saberlo, de modo que le ruego me permita pasar tres noches en la torre del castillo.-Verás – respondió el rey -, la torre está hechizada y nadie ha conseguido permanecer allí tres noches seguidas. Si tú lo consigues podrás quedarte con todos los tesoros que la torre esconde, y además, podrás casarte con mi hija. Para conseguirlo sólo podrás llevar tres cosas contigo. Elige bien. Buena suerte, muchacho.Cuando terminó de hablar el rey dos guardias le condujeron hacia la torre. Jorge subió unas escaleras y pidió que le llevaran leña, unas cerillas y un carrete de hilo.Llegó la noche y Jorge, cansado de los viajes, se sentó a descansar. Al dar las doce en el reloj empezó a sentir algunos ruidos que cada vez se hacían más fuertes. Se acercó a la puerta y miró por la cerradura. Tenía ante sus ojos cientos de lobos salvajes que subían las escaleras corriendo hacia la sala en la que estaba. Con mucha tranquilidad preparó un pasillo con leña desde la puerta hasta la ventana del salón. Abrió la ventana y encendió fuego a los trozos de madera con las cerillas que le había dado el rey. Cuando escuchó que los lobos golpeaban ya la puerta violentamente para pasar, la abrió de repente y todos los lobos quedaron encerrados en el pasillo de fuego que había preparado. Al verse atrapados, unos huyeron por donde había venido y otros saltaron por la ventana cayendo al foso del castillo. El chico, tras asegurarse de que no había nadie más en la torre, cerró la puerta y la ventana y se durmió al calor de la gran lumbre que había hecho.Por la mañana, el rey subió a la torre a ver qué había sucedido. Cuando vio a Jorge dormido en el suelo creyó que estaba muerto, pero Jorge, ante el ruido que había en la habitación se despertó. -Pero muchacho, ¡creí que estabas muerto!-No. He dormido muy bien y muy tranquilo. Creo que aquí tampoco aprenderé lo que es el miedo.-Espera un poco. Sólo ha pasado una noche. Faltan otras dos. En cualquier caso, te doy mi enhorabuena.El rey se marchó y Jorge esperó impaciente a que llegaran las horas de oscuridad. Nada sucedía en la torre y el chico estaba empezando a aburrirse, así que cosió con el hilo un pantalón viejo y una camisa que encontró por allí e hizo una especie de muñeco. Le ató las manos y el cuello a otros hilos largos que pasó por la lámpara para que cuando tirara de los hilos, la ropa se levantara del suelo y pareciera que bailaba. Jorge se puso a cantar alegres canciones mientras la ropa bailaba sola en medio del salón. Estaba cantando tan alto que no escuchó que el reloj había dado ya las doce. Pero un ruido detrás de él hizo que soltara los hilos y el muñeco cayera al suelo. Se dio la vuelta y vio que dos esqueletos se le acercaban. -Buenas noches – dijo Jorge -. ¿Qué desean?-Venimos a por ti – respondieron los esqueletos.-Pues adelante; aquí me tenéis.Uno de los esqueletos comenzó a andar hacia Jorge con los brazos extendidos, cuando en el corto camino que los separaba pisó el carrete del hilo con el que había estado jugando antes el chico, se resbaló y cayó al suelo tan fuertemente que todos sus huesos quedaron esparcidos por la habitación. El otro esqueleto y Jorge reían sin parar. -¿Qué hacemos ahora? – preguntó Jorge.-No sé – le respondió el esqueleto -. Si quieres colocamos nueve huesos el final del pasillo y jugamos a los bolos.-De acuerdo. Pero no tenemos una bola con que derribarlos.-No te preocupes; usaremos la calavera.Estuvieron jugando toda la noche, y cuando llegó el rey por la mañana volvió a encontrarse a Jorge dormido en el suelo.-Dos noches has estado en la torre. Veremos si eres capaz de soportar la última…Las palabras del rey despertaron al chico, que con mucho sueño le contó lo que había sucedido, y repitió que allí no sabría nunca lo que era el miedo. Pero todavía faltaba una noche.  El rey se marchó y Jorge estuvo dormido todo el día porque estaba muy cansado. Cuando se despertó, ya se podía ver la luna a través de la ventana. No tenía nada que hacer. La tarde estaba siendo un poco aburrida. Se puso en pie y empezó otra vez a cantar y bailar con su muñeco por ver si así se iban más deprisa las horas. Se ató los hilos a las manos y cuando bailaba, la ropa vieja bailaba también con él en medio del salón.Cuando las agujas del reloj apuntaron al techo de la habitación, ante la mirada atónita de Jorge apareció de la nada un hombre muy alto, de aspecto horrible. Era viejo y tenía una larga barba blanca. El chico dejó de bailar y la ropa cayó inerte al suelo.-Buenas noches, Jorge.-Buenas noches, señor.-Soy el más poderoso hechicero del mundo y vengo a destruirte.-¿Y cómo lo hará?-Con mi magia. Observa.El brujo sopló tan fuerte que el aire empujó a Jorge contra la pared. Como aún tenía atada la ropa vieja a las manos, al alejarse de donde estaba bailando, el muñeco se levantó milagrosamente del suelo y comenzó a moverse alrededor de la lámpara. El hechicero asustado le dijo:- ¡No puede ser! Eres tú el famoso mago al que protegen los fantasmas. No me hagas nada, por favor, y te daré todo el oro que desees. Te pido disculpas y te muestro mis respetos y admiración.  Mientras el hechicero se arrodillaba delante de Jorge, éste se desató los hilos y dijo: “fantasmas, dejadnos solos”, mientras la ropa vieja caía al suelo nuevamente. El hechicero, asombrado, llevó a Jorge hasta una sala secreta en la que había montañas de monedas de oro, como le había prometido. El chico sacó todas las monedas al salón donde había estado las otras noches. Se despidió del brujo y esperó despierto la llegada del rey. Cuando llegó por la mañana y vio  a Jorge sentado sobre una gran montaña de monedas de oro no podía creerlo. -Preparen la boda – dijo -. Esta tarde mi hija se casará con Jorge, al que todos conocerán a partir de hoy como “El valeroso”. Vayan a buscar a su familia para que estén presentes en la fiesta esta misma noche.Tuvieron una gran boda y una gran fiesta. Jorge estaba muy feliz con su padre y la hija del rey juntos. Cantaron y bailaron toda la Ya en la habitación, la chica pudo ver que Jorge estaba triste.-¿Qué te pasa, Jorge? ¿No eres feliz conmigo?-Sí. Eres muy guapa y amable, y desde que te vi al llegar al castillo me enamoré de tus ojos, de tu pelo… y cuando te conocí también me enamoré de tu corazón. Pero estoy triste porque sigo sin conocer el miedo.-No te preocupes. Ahora duerme y no estés triste en un día tan especial. Ya tendrás tiempo de saberlo.Jorge se quedó dormido en poco tiempo, pues estaba muy cansado. En se momento, la hija del rey salió sigilosa de la habitación y cruzó el pasillo sin hacer ruido. Entonces, en medio del silencio de la noche, la joven empezó a gritar:- ¡Socorro! ¡Jorge! ¡Ayúdame! ¡Me van a matar!Al escuchar los terribles gritos de su esposa, Jorge se levantó de un salto de la cama y cruzó el pasillo corriendo. Su corazón latía deprisa y su respiración era muy fuerte. Por su frente corrían gotas de sudor y sus manos y sus piernas temblaban. Cuando llegó al lugar en el que estaba la hija del rey, y ver que estaba cómodamente sentada en una silla riendo, pensó un instante y, satisfecho, rió con ella:-Gracias - dijo con una sonrisa mientras recuperaba el aliento -. Ahora ya sé lo que es el miedo: es lo que se siente cuando crees que vas a perder aquello que más te importa. Ambos se abrazaron y volvieron a la habitación. Desde ese momento nunca más volverían a separarse.noche, hasta que los recién casados decidieron ir a descansar. 





















LA MANO DEL PIADOSO NOS QUITA SIEMPRE HONOR...MAS NUNCA OFENDE AL DARNOS SU MANO EL LIDIADOR(Antonio Machado)










sábado, 11 de mayo de 2013

LA MERA IDEA DE QUE SUCEDAN LOS MILAGROS PERSISTE EN LA CABEZA DE MUCHA GENTE...CUANDO ESO MUERE HACE QUE LA GENTE SEA MÁS DESGRACIADA (Arthur Miller)












¿COMO ENTRA LA LUZ EN UNA PERSONA?... SI LA PUERTA DEL AMOR ESTÁ ABIERTA



Romance de Rosalinda






A las puertas del palacio 
de una señora de bien, 
llega un lindo caballero 
corriendo a todo correr. 

Como el oro es su cabello, 
como la nieve, su tez; 
sus ojos, como dos soles 
y su voz, como la miel. 

- Que Dios os guarde, señora. 
- Caballero, a vos también. 
- Ofrecedme un vaso de agua, 
que vengo muerto de sed. 
- Tan fresca como la nieve, 
caballero, os la daré. 
La cogieron mis tres hijas 
al punto de amanecer. 
- ¿Son hermosas vuestras hijas?
- Como un sol de Dios las tres.
- Decidme, ¿cómo se llaman?,
si en ello gusto tenéis.
- La mayor se llama Elena,
y la segunda Isabel,
y la más pequeña de ellas
Rosalinda la nombré.

- Decid a las tres que salgan, 
que las quiero conocer. 
- La mayor y la mediana 
al punto aquí las tendréis. 
Rosalinda, caballero, 
os ruego la perdonéis; 
por vergüenza y cobardía 
no quiere dejarse ver. 

- Lindas son las dos que veo, 
lindas son como un clavel, 
pero más linda será 
la que no se deja ver. 

A las puertas del palacio 
de la señora de bien, 
llegan siete caballeros, 
siete semanas después. 

- Preguntadme, caballeros,
que yo os sabré responder.
- Tres hijas como tres rosas 
nos han dicho que tenéis, 
la más pequeña de todas 
sin temor nos la entreguéis, 
que en los palacios reales 
va a casarse con el rey.


(anónimo)





miércoles, 8 de mayo de 2013

VEN A DORMIR CONMIGO... NO HAREMOS EL AMOR...ÉL NOS HARÁ (Julio Cortázar)









EL AMOR ES EL SENTIMIENTO MÁS BELLO O EL MÁS DOLOROSO...ES EL ESTIMULANTE PERFECTO O EL VENENO MÁS LETAL...ES EL JUEGO DE ANTÍTESIS DEL QUE NADIE ESTÁ EXENTO


Los amantes de Teruel 



 -




En la calle de los Ricos-hombres de Teruel, allá en los principios del siglo XIII, estaba enclavada la casa solariega de Don Martín Marsilla, noble hidalgo del grupo de los reconquistadores de la ciudad. Cercano a ella se alzaba el solar de los Seguras, familia también de la rancia nobleza turolense. Un hijo único tienen los Marsillas, Juan Diego Garcés, apuesto y arrogante joven a la sazón. Y una niña de belleza excepcional, suave y dulce como una «madonna», Isabel, es asimismo vástago único de los Seguras. Son casi de una misma edad y se aman tiernamente. La amistad íntima de las madres de ambos les permitió corretear desde pequeños por los jardines de sus mansiones, compartiendo los juegos infantiles, y un amor prematuro, ideal, absorbente, exclusivista, unió a los corazones de los dos desde muy niños. Diego Marsilla sólo piensa en Isabel, en agradarla, en merecerla. Isabel Segura sólo sueña con Diego; no hay nadie, para ella, que le iguale en gentileza, apostura, nobleza, fidelidad, ternura y cortesía.
Todo Teruel comenta con simpatía la fortuna de aquel amor juvenil, que desde la infancia pareció modelo de amor humano perfecto. Algo ensombrece, sin embargo, los sueños azules de la feliz pareja: los Marsillas no son ricos; arruináronse en la guerra con el moro y en las banderías de la nobleza, que intranquilizaron el reino años hace, y no han logrado rehacer su hacienda quebrantada. Tampoco es desahogada la situación económica de los Seguras. Y Diego ha de buscar en la guerra la fortuna, labrándose con la punta de la espada la seguridad de un porvenir, sin zozobras que ofrecer a su amor...

La calma tranquila de Teruel fue rota con la llegada de aquel magnate. Rodrigo de Azagra, hermano del señor de Albarracín, venía enviado por el rey de Aragón para despachar cierta comisión en la ciudad. Era cortesano, rico, influyente; se rodeaba de brillante comitiva, con la pompa y el fausto de un gran señor. Orgulloso, altanero; la vida le sonríe y se le entrega rendida; no ha habido, hasta ahora, capricho o deseo que no haya visto al punto satisfecho. La nobleza turolense se desvive por atenderle y festejarle. Saraos, recepciones, banquetes, rivalizando los nobles provincianos en lujo y cortesía, se han celebrado en honor de él. Y un día, aciago para los amantes, sus ojos han reparado en la belleza prodigiosa de Isabel. Azagra, prendado de los encantos de la hermosa y sentimental doncella, la pidió en matrimonio.
La posición del pretendiente, el atuendo de que se rodeaba, la nobleza e importancia del cortesano, deslumbraron a los padres de la joven. Pedro Segura dio palabra a Rodrigo de concederle la manó de su hija.
- ¡Padre mío! -dijo Isabel bajando los ojos con humildad y palideciendo, al comunicarle sus padres el proyecto de aquel matrimonio que colmaba todas las apetencias de ellos-. Olvidas que estoy enamorada de otro hombre desde niña; siempre he soñado con casarme con él.
- ¿Con Marsilla? Olvida tú lo que sólo puede ser capricho pasajero, consentido en la niñez. ¿Desde cuándo las hijas se enamoran sin la voluntad de sus padres? ¿Desde cuándo se casan sin que ellos les propongan el marido? El matrimonio brillante que te hemos buscado haría la felicidad de cualquier joven. He dado ya mi palabra a D. Rodrigo.
- Siempre os obedecí sumisa; mas también yo -repuso Isabel deshecha en llanto- estoy ligada por un juramento. Podéis arrastrarme hasta la iglesia, maltratar mi cuerpo, si os place; hundirme en un claustro, si es vuestro gusto. No protestaré, no diré nada; lo haré resignada por complaceros; pero con nada lograréis que pronuncie mi lengua un sí perjuro.
- Ten en cuenta, hija mía -medió cariñosa la madre- que la situación de nuestra hacienda no es muy halagüeña. Casándote con D. Rodrigo Azagra, noble, rico, influyente, galán y caballero, darás lustre a nuestra casa y asegurarás tu porvenir. Sabes muy bien que los Marsillas están totalmente arruinados.
Diego Marsilla, avisado por su amada habló con el padre de Isabel. Y Pedro Segura, que al fin sólo quería la felicidad de su hija, sorprendido por aquel amor tan fino y tan firme, concedió un plazo. Si dentro de seis años y seis días Marsilla no volvía de la guerra, mejorado notablemente en fortuna, Pedro Segura juraba entregar la mano de Isabel a Rodrigo de Azagra.
Aquella misma tarde, Juan Diego Garcés de Marsilla, vestida la cota, la lanza en la mano, al brazo la banda, regalo de su dama, paraba el brioso alazán frente al balcón de Isabel.
- Hasta la dicha o hasta la tumba -le dijo en despedida.
- Tuya o muerta -respondió la niña.
Y Marsilla recogió en el aire y puso sobre su corazón una rosa, ungida por los labios de la amada en uno de cuyos pétalos titilaba una lágrima.
Tocaban a vísperas en la vecina parroquia de San Pedro.







LA VENGANZA NUNCA ES BUENA...MATA EL ALMA Y LA ENVENENA



Los malos vecinos






Había una vez un hombre que salió un día de su casa para ir al trabajo, y justo al pasar por delante de la puerta de la casa de su vecino, sin darse cuenta se le cayó un papel importante. Su vecino, que miraba por la ventana en ese momento, vio caer el papel, y pensó:
- ¡Qué descarado, el tío va y tira un papel para ensuciar mi puerta, disimulando descaradamente!
Pero en vez de decirle nada, planeó su venganza, y por la noche vació su papelera junto a la puerta del primer vecino. Este estaba mirando por la ventana en ese momento y cuando recogió los papeles encontró aquel papel tan importante que había perdido y que le había supuesto un problemón aquel día. Estaba roto en mil pedazos, y pensó que su vecino no sólo se lo había robado, sino que además lo había roto y tirado en la puerta de su casa. Pero no quiso decirle nada, y se puso a preparar su venganza. Esa noche llamó a una granja para hacer un pedido de diez cerdos y cien patos, y pidió que los llevaran a la dirección de su vecino, que al día siguiente tuvo un buen problema para tratar de librarse de los animales y sus malos olores. Pero éste, como estaba seguro de que aquello era idea de su vecino, en cuanto se deshizo de los cerdos comenzó a planear su venganza.
Y así, uno y otro siguieron fastidiándose mutuamente, cada vez más exageradamente, y de aquel simple papelito en la puerta llegaron a llamar a una banda de música, o una sirena de bomberos, a estrellar un camión contra la tapia, lanzar una lluvia de piedras contra los cristales, disparar un cañón del ejército y finalmente, una bomba-terremoto que derrumbó las casas de los dos vecinos...
Ambos acabaron en el hospital, y se pasaron una buena temporada compartiendo habitación. Al principio no se dirigían la palabra, pero un día, cansados del silencio, comenzaron a hablar; con el tiempo, se fueron haciendo amigos hasta que finalmente, un día se atrevieron a hablar del incidente del papel. Entonces se dieron cuenta de que todo había sido una coincidencia, y de que si la primera vez hubieran hablado claramente, en lugar de juzgar las malas intenciones de su vecino, se habrían dado cuenta de que todo había ocurrido por casualidad, y ahora los dos tendrían su casa en pie...
Y así fue, hablando, como aquellos dos vecinos terminaron siendo amigos, lo que les fue de gran ayuda para recuperarse de sus heridas y reconstruir sus maltrechas casas.



domingo, 5 de mayo de 2013

SÓLO EL AMOR DE UNA MADRE CONFIARÁ ... CUANDO NADIE OTRO CREE



Porque algo se me fué contigo...MADRE








SÓLO EL AMOR DE UNA MADRE HONRARÁ Y NO IMPORTA EN QUÉ PRUEBAS HAZ ESTADO...SÓLO EL AMOR DE UNA MADRE RESISTIRÁ,POR CUALQUIER TIEMPO LA PRUEBA




¡¡¡ FELIZ DÍA DE LA MADRE !!!


A mi madre


Te fuiste de mi lado.

En silencio fue tu partida.
Mi corazón se ha desangrado
por tan súbita despedida.

Tu espíritu luchador
a la vida se aferraba.

Más Dios, desesperado,
a su lado te llamaba.

En ángel te has convertido.

Velando por nosotros estás.
Aguardando que se cumpla la cita
de reunirnos en la eternidad.

Sin embargo, me parece tan lejos…

Quisiera ahora poderte abrazar.

Te busco, te llamo. No te encuentro.

Dime… ¿Cómo me he de consolar?

Tu amor incalculable

mis faltas por alto pasó.
Porque el querer de una madre,
ese, no tiene comparación.

Sé que en el cielo habitas.

Al lado de Dios has de estar.
Aguardaré paciente el día

en que nos volvamos a encontrar.
Entonces será para siempre.

Nada ni nadie nos podrá separar.
No temeré cuando llegue mi momento
pues tu presencia me confortará.

Me esforzaré por ganar el cielo

para no perderte nunca más.
Mientras tanto, guía mis pasos.
Ilumina mi senda, enséñame el camino.

Que tu presencia me rodee siempre

hasta que se cumpla mi destino.







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