jueves, 31 de enero de 2013

LAS PALABRAS QUE BROTAN DE LO MAS HONDO DE TU ALMA CUANDO SE AMA A UNA PERSONA AUNQUE... YA NO ESTE PRESENTE




INVIERNO




“Es de mañana y el sol no calienta lo suficiente para estar dentro de la casa. Por eso he subido a su techo a mirar el cielo despejado y el paisaje a mi alrededor”.

“Es de mañana y el sol va calentando mis brazos poco a poco. Una vecina me saluda desde lejos mientras tiende su ropa, recién lavada, al sol”.

“Es de mañana y veo jugar a los niños de mi calle”.

“Es de mañana y todo lo que observo a mi alrededor me conmueve; si veo algo gracioso yo sonrío, pero inmediatamente me vienen unas ganas terribles de ponerme a llorar”.

“Es de mañana y el cielo sobre mí está despejado; diviso grandes nubes que se vienen acercando desde el norte”.

“Es de mañana y otra vecina aparece y me saluda desde lejos mientras coloca un posillo con agua para su perrito”.

“Es de mañana y no sé de ti”.

“Subido aquí no alcanzo a ver tu casa porque está muy lejos; pero te recuerdo y me pregunto si podrás recordarme allá donde estás”.

“Las nubes están cada vez más cerca y siento que mi cuerpo se estremece porque el calor me va a abandonando”.

“Desciendo al interior de mi casa y paso al lado de mis padres y de mis hermanos para abandonar mi hogar por unos minutos”.

“Camino queriendo huir de las inmensas nubes sobre mí, camino queriendo que los débiles rayos del sol me abracen”.

“A lo lejos diviso a dos niñas que viven a la vuelta de mi casa. Paso junto a ellas y se me quedan mirando mientras sonríen abochornadas por mi presencia. Conozco esas sonrisas, también se dibujaron en mis labios la primera vez que conversamos tu y yo”.

“Me voy alejando de mi casa más de lo planeado; pero se siente bien estando bajo los cansados rayos de sol”.

“Tú no estás; pero tus recuerdos sí”.

“La semana pasada te ahogaste mientras tratabas de rescatar a una de tus amigas que había caído al lago San Francisco, donde fueron de excursión con el grupo de la universidad”.

“Un niñito se me acerca y me ofrece una piedrita que ha levantado del suelo, sonrío y le recibo el improvisado obsequio. Veo una tienda cerca, compro unos caramelos y se los doy. Me alejo de él porque las terribles ganas de llorar han vuelto”.

“La semana pasada hubiera querido ir contigo a la excursión”.

“La semana pasada te fuiste para siempre de mi vida terrenal; pero sé que te encontraré cuando me vaya de este mundo”.

“La semana pasada pensaba en morirme. Hoy también pienso en morirme”.

“Las nubes quieren alcanzarme y yo apresuro el paso”.

“Las nubes no van a alcanzarme. Reviso cuánto dinero traigo y veo que tengo suficiente para tomar un taxi y alejarme”.

“Le digo al taxista que me lleve hasta la playa, a nuestra playa”.

“Sobre ella brilla el sol, no hay nubes en el cielo, las busco con la mirada, están muy lejos”.

“No hay gente en la playa, busco las peñas, esas peñas donde tu y yo gustábamos de visitar porque contemplar el mar sentada sobre una peña era una de las cosas que más te gustaba hacer”.

“Es de mañana y estoy sentado sobre tu peña favorita, calentito bajo el sol y mirando el mar. Podré odiar los lagos pero nunca el mar”.

“Es de mañana y el hermoso paisaje del que soy testigo me parece absurdo y triste sin ti y las terribles ganas de llorar me hacen preso. Lloro”.

“No hay nadie en la playa y puedo gritar tu nombre. Lo hago. Grito tu nombre mientras me dejo llevar por el llanto”.

“Quiero irme contigo, ahora mismo”.

“Quiero irme contigo, ahora”.

“Quiero irme contigo”.

“Es de mañana, mi amor, y quiero irme contigo pero no lo voy a hacer”.

“Es de mañana, pero no voy a apagar mi luz porque me enseñaste a amar la vida”.

“Es de mañana, mi amor, pero no voy a convertir la noche en eternidad porque me enseñaste que la vida es lo más valioso que tenemos”.

“La vida es lo más valioso que tenemos y por eso no quisiste que tu amiga perdiera la suya. Y si perdiste la vida en ese intento fue por algo que escapó de tus manos y de las mías”.

“Tu amiga se salvó, mi amor. Tu amiga pudo ser reanimada. Tu amiga es mi amiga ahora, cuando conversamos por primera vez no sabía que sentir. Tu amiga me contó que tú la salvaste y me contó el motivo de su caída en el lago: quiso quitarse la vida por lo mismo que ahora quiero hacerlo yo: por amor a alguien que ya no está más”.

“Mi amor, la salvaste a ella y me has salvado a mí ahora”.

“Debes estar en el cielo, porque fuiste un ángel aquí, porque fuiste un ángel para mí, porque me cuidas aún sin estar aquí; o quizás sí lo estés, pero no te puedo ver”.

“Es de mañana, mi amor, y he venido a estas peñas cada día desde que te has ido y he querido irme contigo cada vez que estoy aquí, y me has salvado todo el tiempo”.

“Pero, sabes mi amor, agradezco a Dios que no haya sido yo quien se fuera primero, hubieras tenido que pasar por todo esto, le agradezco a Dios porque soy yo quien está sufriendo por ti y no tú por mí. Seré fuerte, mi amor, como tú lo fuiste siempre”.

“Abandono la playa y tomo un taxi de regreso a mi casa. Llego y mis padres le pagan al conductor. Me abrazan sin decirme nada porque saben lo que estoy pasando. Agradezco a Dios por mi familia y porque están conmigo ahora cuando más los necesito”.

“Es invierno y el sol no calienta lo suficiente para estar dentro de la casa; pero el invierno pasará. Y cuando el sol brille fuerte en primavera verás que habré resistido, mi amor, por ti y por mí. Alcanzaré mis metas porque tu me enseñaste a luchar por conquistar mis sueños”.

“Es invierno, mi amor, y pido a Dios que para ti sea siempre primavera”. 


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