lunes, 12 de agosto de 2013

CONFIA EN EL TIEMPO QUE SUELE DAR DULCES SALIDAS ... A MUCHAS AMARGAS DIFICILTADES (Miguel de Cervantes Saavedra)



La ultima vez




No era necesario decirse que se amaban los dos lo tenían entendido. Se miraron recordando los recuerdos inexistentes recuerdos que nunca llegaron a formarse ni tampoco lo harían porque no fueron capases de arriesgarse amar aunque sea una vez más. Pensaron una despedida sublime en la que ambos pensaban que estarían acordes. Pero no, durante los minutos que marco el reloj se miraron intentando captar cada gesto, cada característica del otro, siendo consientes que esos ojos que a ellos lo cultivaron no los verían mas.
Se amaban mutuamente como nunca amaron a nadie. Les dolía decirse adiós porque sabían que no era lo que su corazón deseaba si no lo que la razón les decía. El la miro. Ella también. Se perdieron en sus miradas iba hacer la última vez.
-te voy a extrañar- le dijo ella con un susurro
-yo también- le dijo murmurando a su oído
Las palabras que ella iba a decir quedaron vagando en su cabeza. Porque no pudieron salir, los labios de él se interpusieron y ella no sería la que acabe ese momento no podría tan solo porque no quería. Era la última vez que ambos podrían disfrutar la misma felicidad. Sus labios sabían a miel y cuando se juntaron el más dulce néctar nació.
-¿me vas a olvidar?-pregunto ella con inocencia.
-no sería capaz.
-¿Cuánto tiempo me vas a amar?
-, hasta que el tiempo termine, hasta que logre contar cada estrella del cielo y cada hoja de los arboles. Y no tengo pensado empezar hoy.
-¿y cuando empezarías?
-cuando te deje de amar. Cuando sea mi deseo olvidarte ¿y tu me vas a olvidar?
-si te olvido todo los momentos que pasamos juntos se desvanecerían de mi mente. No sería capaz de olvidarte.
-¿Cuánto tiempo me vas a amar?
-todo el tiempo que dure el intento de olvidarte.
El se acerco a ella y beso su frente. Se levanto del banco y se fue lento sin intención de irse, miro más de una vez a la mujer que había dejado. Pero el banco ya estaba vacío ella también se levanto y se fue. Cuando sus miradas ya no eran capases de verse, lloraron, se lamentaron, rieron de los recuerdos compartidos, se dijeron “hasta siempre”. Siguieron cada uno su camino.








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