SEDUCCIÓN
Tenía al hombre que amaba en mis pensamientos; lo tenía en mis brazos, en mi cuerpo. El hombre que busqué por todo el mundo, que marcó mi niñez y me perseguía. Había amado fragmentos de él en otros hombres: la brillantez , la compasión , las abstracciones , la fuerza creativa y el dinamismo.
¡Y el todo estaba allí, tan bello de cara y cuerpo, tan ardiente, con una mayor fuerza, todo unificado, sintetizado, más brillante, más abstracto, con mayor fuerza y sensualidad!
Este amor de hembra apasionada, por las semejanzas entre nosotros, por la relación de sangre, atrofiaba mi alegría. Y de este modo, la vida hacía conmigo su viejo truco de disolución, de pérdida de lo palpable, de lo normal.
Soplaba el viento mistral y se destruían las formas y los sabores.
El esperma era un veneno, un amor que era veneno...
No hay comentarios:
Publicar un comentario